Movilidad sostenible: despacio es mejor

por admin

jueves 2 de junio de 2022

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jueves 2 de junio de 2022

Cuando desde diversas organizaciones del tercer sector reclamamos medidas valientes en cuestiones de movilidad sostenible en las ciudades, no nos estamos refiriendo a llenar la ciudad de coches eléctricos y cargadores, o usar un patinete en vez de una moto…sino a instar a los gobernantes a implementar políticas integrales en pro de toda la ciudadanía, que garantice la movilidad, teniendo en cuenta la actual crisis climática y crisis energética.

En el actual contexto, con una crisis que parece que será permanente, no tenemos otra vía que optar por un decrecimiento y una reconversión energética controlada para reducir cuanto antes la alta dependencia del petróleo en todos los ámbitos, siendo la movilidad una pieza fundamental.

Recordemos que el término “decrecimiento” no significa vivir peor, sino cambiar un modelo de consumo basado en el más es mejor. Lo que pretende es reducir el consumo (provocar menos demanda) y, además, hacerlo de manera más eficiente, es decir con un uso más racional y de manera más consciente. Quizás haya que plantearse algunos viajes para conseguir lo mismo que tenemos cerca. No sólo porque se contamine más, sino porque los combustibles que nos hacen falta, ya escasean.

El compromiso político que no llega

La Unión Europea ha establecido un objetivo de cero emisiones para el año 2050. Sin embargo, los países miembros aún no han sido capaces de cumplir las medidas ambientales acordadas en las diferentes cumbres del clima, que la comunidad científica, las organizaciones ecologistas, las ONG y otros movimientos sociales llevan décadas exigiendo.

La movilidad sostenible es posible

En movilidad, el reto está en cómo realizar este cambio de modelo garantizando que sea justo, responsable y ético para toda la ciudadanía. Es más, deberíamos reclamar que este proceso erradique las desigualdades que se han venido produciendo en las últimas décadas, producto de políticas neoliberales.

De la conjunción entre la responsabilidad medioambiental y la movilidad, nace el concepto de movilidad sostenible. Son los medios de transporte públicos basados en energías renovables, que además atienden a las demandas de toda la población y tienen en cuenta otros factores, como la contaminación y la salud.

Es decir, es la movilidad en la que el beneficio y la salud de la ciudadanía tienen máxima prioridad.

Es cuestión de hacer

En este sentido, existen multitud de acciones simultáneas que podrían llevarse a cabo para lograr esa movilidad sostenible.

Las medidas que proponemos van siempre dirigidas a crear ciudades resilientes. Aquí, algunas de ellas:

  • Reducir la presencia y la movilidad de los vehículos privados en las ciudades. No es una cuestión de prohibición, es una cuestión de desincentivar su uso. Moverse en la ciudad a pie, en bici o en transporte público tiene que resultar ser la mejor opción.
  • Menos velocidad, mejor. Las limitaciones de velocidad máxima, ciudades 30 km/h y otras medidas suponen menos polución ambiental y mortalidad, obteniendo ciudades más pacíficas.
  • Incrementar la infraestructura pública. Destinar carriles de alta prioridad, más carril-bici, peatonalización de calles, aceras de mayor tamaño, fomento del tranvía y mejora de los servicios ferroviarios (por ejemplo, vagones específicos para bicicletas).

Como se puede observar todas las medidas anteriores tienen como objetivo priorizar a los viandantes, el transporte en bicicleta y el transporte público que es siempre más eficiente, más económico, más sostenible y que generan un impacto más positivo en las ciudades en términos sociales y de salud.

Pirámide de movilidad

Las políticas que tenemos y las que queremos

Reclamamos unas políticas económicas que se adecuen al contexto de crisis actual en la que estamos. No puede ser que estas vayan destinadas a favorecer a algunos lobbies como el sector del automóvil (con las ayudas a la compra de un coche eléctrico) o a subvencionar a las grandes petroleras como el famoso descuento actual de 20 cts.

Proponemos otros ejemplos de políticas de movilidad más justas como creación de líneas presupuestarias para la adquisición de bicicletas, creación de bonos de transporte público, así como penalización a las multinacionales que sigan promocionando a los vehículos tanto contaminantes como eléctricos por no resultar sostenibles.

Cuando esta economía en la que vivimos, basada en los combustibles fósiles y muy baratos, quiebre, si es que ya lo estamos viviendo, vendrán revueltas sociales o problemas de abastecimiento y también problemas de movilidad asociados…

Mientras tanto, tenemos que ir tejiendo redes, también en las ciudades, que nos permitan una mayor resiliencia y esto pasa por abordar la movilidad como un elemento clave en este contexto de crisis climática.  Recordemos, más despacio es mejor.

Autor: Álvaro López Criado

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