Mala Práctica: “Son Gotleu en estado de alarma”

viernes 20 de marzo de 2020

viernes 20 de marzo de 2020

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Ni siquiera el tiempo de crisis sanitaria global que estambre viviendo nos sacude lo bastante para rehuir los prejuicios sociales que tanto estigmatizan barrios marginalizados de Palma, como Son Gotleu.

Bajo el título de «Son Gotleu en estado de alarma», este artículo quiere dar cuentas del estado de extrañeza que se vive hoy en la ciudad. Para ello, el artículo narra cómo estos días se viven en el barrio como si se tratara de un barrio de Palma cualquiera, según versa el leitmotiv de la narración. No obstante, desde el principio queda claro que este no es un objetivo que el artículo consiga. Las referencias y los recursos narrativos que el artículo emplea se refieren al barrio como un lugar problemático, desorganizado, poco disciplinado y poco comprometido.

La manera en cómo se desarrolla la noticia traiciona el objetivo que quiere conseguir. Solo tres días después de que se decretara de manera oficial el estado de alarma en todo el estado, el relato quiere describir la situación de una ciudad y una ciudadanía que aprende a acostumbrarse a la nueva realidad y a las nuevas restricciones. En un principio, parece que el artículo quiera describir este ‘irse acostumbrando’ como un esfuerzo que todo el mundo asume. Incluso Son Gotleu que, como muy inoportunamente nos recuerda el artículo, según Wikipedia es uno de los barrios más peligrosos del estado. A la luz de esta fastidiosa cita a una de las fuentes digitales más populares, que no fiables, la pretensión de narrar Son Gotleu como un barrio cualquiera de la ciudad, queda invalidada. A la luz de este infortunado apunte, ¿el gesto de buena voluntad de la la vecindad, es un hecho imposible o una heroicidad? Sea cual sea la respuesta, siempre irá acompañada de una guiño no cómplice pero sí condescendiente.

Así, la idílica pretensión del artículo desaparece para encontrar en Son Gotleu la cómoda y tópica personificación de una crítica a una ciudadanía que no aprende ni es responsable con las normativas de la nueva convivencia cotidiana. Siempre, desde una mirada indulgente.

Cómo si fuera un relato costumbrista, a través de las pequeñas anécdotas de quienes participan de la cotidianidad del barrio, la narración construye una crítica a base de supremacismo. Quién narra se refiere y dirige a la vecindad por sus nombres de pila. Y cotilleando con Jose y Antonio, denuncia lo inoportuno de la palabrería en estos días; crítica a los que aun no se han acostumbrado a las nuevas distancias preventivas de quienes pasea el perro; relata la picaresca del barrio y la poca pericia de quien está conminado a controlarla.

Con todo ello, el artículo quiere trascender una crítica a la poca celeridad con la que nos adaptamos a las nuevas movilidades, el confinamiento y los silencios, sirviéndose de la reputación de un barrio para hacer mofa. Un barrio que, entre retórica gratuita y caricatura, en este artículo acaba erigiéndose como el que Wikipedia, falsamente, afirma: un barrio trepa, marginal -que no marginalizado-, y no comprometido ni con la seguridad ni el compromiso colectivo.

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