El periodismo que necesitamos

por admin

domingo 26 de marzo de 2023

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domingo 26 de marzo de 2023

La finalidad del periodismo ha sido dar a la sociedad una mirada lo más objetiva posible de lo que sucede alrededor. Sin embargo, esta premisa se ha vuelto una utopía y cada vez más vemos cómo la polarización de la sociedad traspasó hacia quienes están detrás de los medios de comunicación. O quizás, haya sido al revés…

Con este panorama, lo más preocupante es tratar de ver hacia dónde vamos. Y para ello, como personas consumidoras de bienes y servicios tenemos que plantearnos cómo llegamos a este punto. Porque esta situación no pasó de un día para otro, sino que ha sido un cambio paulatino. Como los ejemplos son muchos y en todos los ámbitos, vamos a centrarnos en uno que nos toca de cerca: las personas migradas. Lamentablemente, desde hace aproximadamente una década, las noticias que se asocian a ellas están vinculadas a sucesos trágicos.

¿Qué nos quieren vender?

En esta época, existe un algoritmo que premia a los contenidos que en las redes sociales son más vistos, compartidos o consiguen más expresiones tales como los pulgares arriba, los corazones o los retweets. Y esta dictadura de los likes se ha extrapolado a todos los aspectos de la sociedad. ¿Cómo vamos entonces a pretender que una historia interesante se consuma más que otra que genere morbo? ¿Por qué sólo vale este sensacionalismo?

La cultura de la inmediatez nos hace buscar estímulos en las novedades una y otra vez.

Si vemos constantemente noticias trágicas pasará que nos acostumbremos a ellas y por tanto, que necesitemos un factor de impacto mayor cuando volvamos a oírlas. La consecuencia de este ciclo es que cada vez vemos más y más titulares fatalistas. Leemos sobre hordas asaltando una valla independientemente de si son veinte o 20 mil personas. O de olas de personas que llegan en pateras, cuando la realidad es que el grueso de las personas migradas llega en avión.

Empatía a medias

Por otra parte, cuando recibimos noticias de personas refugiadas, migradas o solicitantes de asilo, podemos ver claramente el doble rasero que existe en los medios. Si provienen de un país europeo o sus rasgos son de persona blanca, la empatía es mayor que cuando se trata de personas racializadas. No vemos tanto titular sensacionalista, ni imágenes donde se muestren las caras de las personas. Es como si unos conflictos o, mejor dicho que unas vidas, merezcan más respeto que otras.

(C) Roman Kraft para Unsplash

Las consecuencias que preocupan

Las noticias sensacionalistas no sólo promueven los discursos racistas de partidos políticos. También alimentan a quienes generan contenido en redes sociales y a quienes los consumen. En el periodo noviembre- diciembre de 2022 el Observatorio español de racismo y xenofobia registró un 11 % la hostilidad hacia personas del norte africano y un 4 % hacia la comunidad gitana. Además, el grueso de las denuncias sobre contenido racista o xenófobo sigue siendo el discurso hacia las personas migradas y las afrodescendientes.

Cambiar nuestra mirada puede ayudar al cambio social

Con estos datos, es claro que los esfuerzos que se están haciendo no son suficientes. Es hora de aportar nuestro grano de arena para que esta situación se revierta. Porque todas las personas merecen la misma dignidad y por tanto, los mismos derechos.

  • Seguir medios de comunicación y redes sociales de activistas. Darles visibilidad a quienes visibilizan la otra cara de la moneda. Que informarnos sea también formarnos y ampliar nuestra óptica. Huyamos del titular sensacionalista que busca vender morbo antes que realidad.
  • Denunciar los contenidos que vemos inapropiados. Con un par de clic podemos enviarlos a revisión.
  • En nuestro día a día, animarnos a dar ese paso de cuestionarnos y cuestionar los comentarios, memes, chistes y otro contenido que difunde nuestro entorno. Reflexionar y hacer reflexionar.
  • No caer en la trampa de comentar y dar lecciones a través de hilos infinitos en las publicaciones en las redes sociales. No sabemos quiénes están detrás y nos arriesgamos a que nos agredan.

Parecen cuestiones simples, pero hacerlas un hábito requiere tiempo. Y este tiempo debe aportarnos y aportar. Nos debe dar la mirada crítica, las ganas de cambiar las reglas del juego, de que las historias de todas las personas importen. Si dejamos de consumir sensacionalismo, el contenido de las noticias cambiará.

Autoría: Gisele Farina.

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