Mirar la realidad cara a cara y reconocerla como monstruosa 

por admin

viernes 23 de diciembre de 2022

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Crónica de las Jornadas Feministas: “Otras Voces” organizadas por la Dirección General de Cooperación. Primera parte

Mano en el corazón. Mano en el pecho. Respiramos. Entrelazamos los dedos unas con otras. Nos miramos. Cuesta, a veces, pararse y mirar alrededor: las personas, las sillas, los papeles, los espacios, los grupos de amigas, la ropa, los ojos, las manos, los pies. Con los pies calados hasta los huesos por la primera lluvia fuerte de este año, empezaremos las jornadas: “Otras Voces, Utopías Feministas”.

Cuesta, a veces, pararse y mirar alrededor: una sala completamente llena, empezaba con una ceremonia de reconexión, para poder conectar. Es empezar el día agradeciendo, nos explica Lolita Chávez, activista feminista y defensora de la vida de Iximulew (la mal nombrada Guatemala), tierra que tuvo que abandonar por motivo de la persecución a la que se encuentra sometida. Con ella, con todas, arrancamos la jornada dando las gracias, mano al corazón, mano al pecho, respiramos. Tejiendo. “Lo que hacemos hoy es un proceso, un proceso de encuentro” dice Lolita. Entrelazamos las manos, con los ojos cerrados, respiramos, saludamos, agradecemos y empezamos.

         Por pensar la utopía, tal y como dicta la premisa que engloba la jornada celebrada en ‘Es Baluard’ (Palma), es necesario “mirar la realidad cara a cara y reconocerla como monstruosa”, nos cuenta Yayo Herrero, investigadora, profesora y activista ecofeminista y por la sostenibilidad de la vida. La sostenibilidad de la vida, precisamente es lo que nos hace mirar a este monstruo: “hay que ser buenas ancestras”, comenta Yayo, para poder garantizar que dejamos una tierra habitable, donde se pueda vivir, pero vivir bien. Parecería obvio, pero desgraciadamente existe una guerra abierta contra la vida: estamos en un momento de guerra contra la naturaleza y la biodiversidad, contra las mujeres y contra los vínculos.

         Los vínculos, no solo durante esta primera ponencia de la mano de Yayo Herrero, son uno de los temas vertebradores de este día 19 de noviembre. Vivimos una guerra contra los vínculos, donde se explota a quien te cuida, hecho que revierte en un cansancio eterno, que, haya o no voluntad, determina nuestra capacidad de entrega y de pensamiento hacia las utopías feministas. Del conflicto capital-trabajo hemos pasado al conflicto capital-vida, donde el individualismo engulle nuestra forma de hacer: somos, como seres, por encima de la Tierra, con una perspectiva neo colonial y racista que deshumaniza a quien nos sostiene.

Por este motivo Herrero habla de crisis de vínculos y de guerra contra la vida: porque las que siempre han puesto el cuerpo, ya no son percibidas como humanas, sino como escalón que permite que la fantasía de la individualidad sea posible para algunas personas privilegiadas.

Neus Tur y Lolita Chávez (C) DGC

Estrategias para enfrentarnos cara a cara

Delante de este paradigma es necesario transformar la cooperación mirando la realidad, que es monstruosa y da miedo, aunque es una de aquellas cosas que se tienen que hacer. Pero ¿cómo transformamos el monstruo? Herrero nos propone tres caminos: la suficiencia, entendida como una manera de vivir alejada de una materialidad que no puede continuar; la redistribución, para asegurarnos que todas tengamos lo que nos hace falta para vivir y la priorización de la sostenibilidad de la vida. Para garantizar este último punto, hace falta comunidad, alegría y compañía. “No son tiempos para estar a solas”, sentencia Yayo Herrero.

Esta guerra, este monstruo, esta realidad es una constante, explica Basha Changuerra, militante antirracista y activista afro feminista. Enlaza con lo que dice la anterior ponente, de cómo esta guerra es una herramienta para la acumulación y la explotación, constante dentro de este sistema. ¿A costa de quién acumulan riqueza? ¿A quién subordinamos? ¿A quién violentamos? La violencia es la explicitación de esta guerra, que se traduce en una crisis. Changuerra apunta que las crisis no son un hecho temporal, sino una órbita cíclica, que ahora que nos empieza a salpicar a occidente, miramos. “Hay unos sujetos de derecho y unos sujetos de no derechos”, y si los sujetos de no derechos son los que sostienen, no pasa nada, porque “la humanización de unos ha supuesto la deshumanización de otros”, como las mujeres víctimas de la colonización y cualquiera que habite en zonas marginales.

El dibujo de la realidad cada vez es más nítido: quien se encuentra al margen, quien sostiene, se deshumaniza, y sin derechos, se le subordina, ejerciendo violencia, aunque sea quien posee el cuerpo, las manos y el alma para aguantar la vida. ¿La solución? “Democratizar privilegios”, propone Changuerra.

Precisamente, lo que deberíamos de querer no tiene que ser quererlo todo y tener más, sino aspirar a no ser clase explotadora.

         Lolita, de maestra de ceremonias de la conexión entre todas las que habitamos la sala de Es Baluard, a activista. “Vengo contenta, pero enojadita”, nos explica, y creo que es suficientemente iluminador de cómo nos sentimos todas. Pero precisamente, donde hay rabia, hay luz.

Yayo Herrero. (C) Direcció General de Cooperació

Resistir es renacer

De la guerra, del monstruo y de la destrucción surge la rebeldía. Chávez nos explica que en Abya Yala hace tiempo que existe esta guerra abierta, declarada por las grandes empresas y multinacionales que expolian el territorio y, delante de esta situación “la humanidad está haciendo caso omiso de nuestros gritos y de la madre tierra; eso es complicidad”. Naturalizamos la violencia y permitimos la criminalización. Esta criminalización, ejercida por el Estado, por los medios y por la propia sociedad, quiere derrumbar las resistencias. Criminaliza a las comunidades LGTBI, al empobrecimiento, a los desplazamientos, a las juezas y abogadas que defienden las luchas, a las sanadoras, a las juventudes, a los movimientos feministas…A los modelos de vida diferentes que no se someten y se oponen al falso desarrollo.

“El capitalismo patriarcal hegemónico nos está matando”. La militarización, los desplazamientos forzados, el hambre. Chávez nos habla del trigo de su tierra. Las semillas del trigo se tienen que elegir, revisar, desgranar. Lo mismo pasa con la reflexión, “Hay que escoger bien las semillas”. Si no se eligen bien las semillas, se siembra más monstruo, pero por suerte hay quien desgrana y las resistencias continúan labrando.

Las agendas que nos marcamos son posibles y podría haber otro modelo de vida. “Nos están teniendo mucho miedo porque nuestras agendas no están siendo descabelladas y no tienen como contenernos”. Tenemos el monstruo identificado, y también parte de la solución y ejemplos de las compañeras de Abya Yala: “si tú luchas, yo lucho”.

Recogiendo toda esta visión de realidad monstruosa, es satisfactorio ver que existen resistencias cercanas. Clara Orokia, activista antirracista e integrante de CNAAE Mallorca (Comunidad Negra Africana y Afrodescendiente en España), puntúa y reengancha en cómo tenemos que transformarla cooperación, para que esta no trate de caridad sino de justicia social, “Hace falta un modelo económico”, dice Jordi López, de Mercat Social, con una “transición ecosocial: “eco” para la tierra y “social” porque tiene que ser equitativa”. Se nos recuerda también, durante el debate de la mañana: debemos creer en el poder de la ciudadanía, en que otros modelos de vida son oportunidades, en el misticismo de conectar la tierra y el propio cuerpo, con la paciencia. Nos pueden quitar muchas cosas, pero no la luz de la comunidad.

Autoría: Nuria Pascual Bosch – Activista, periodismo y estudios feministas y de género Mariona Moranta Palmer – Técnica ESF- Illes Balears

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