Ciudadanía ‘en jaque’ en la nueva era smart

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lunes 13 de marzo de 2023

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lunes 13 de marzo de 2023

Autoría: Ángela Ponzoa

Cuestionando lo smart

Llevamos un tiempo bombardeados con una nueva herramienta: la Inteligencia Artificial. Este fenómeno, nos está generando preguntas como: ¿será más inteligente que los seres humanos? ¿nos quitará el trabajo? ¿podrá llegar a crear por sí sola? ¿en qué lugar quedamos las personas ante este nuevo avance imparable? Lo que llevábamos décadas viendo en películas de ciencia ficción, ya es una realidad.

Estas cuestiones alcanzan una mayor dimensión cuando las extrapolamos a un campo más amplio: las ciudades inteligentes. Un tema que incumbe a gran parte de la sociedad, ya que en pocos años la mayoría de habitantes del planeta vivirá en estas urbes y según diversos medios, este será el tema prioritario en este año 2023. ¿Qué pasará con nuestras vidas en la ciudad? ¿Qué significa vivir en una ciudad inteligente o Smart City? ¿Se basa en control o en protección para la ciudadanía?

Ante todas estas preguntas que nos inquietan y a la vez nos atraen, podemos, al menos, reflexionar sobre el tema y así enfrentarnos a este gran desconocido de una forma más consciente. 

El avance hacia el mundo smart en las ciudades, es un debate actual, abierto entre la comunidad de urbanistas, arquitectos, políticos y grandes empresas. La Smart City denota modernidad y soluciones a los grandes problemas del siglo XXI, como la contaminación, el exceso de residuos, el aumento de población, etc. A través de la tecnología, se logran espacios más eficientes y sostenibles, pero también, sitúa los cánones que siempre han regido el urbanismo, en segundo lugar, sobre todo, los basados en las relaciones interpersonales. Esto supone un cambio radical a la hora de afrontar los problemas de la ciudad.

El Big data en la ciudad

Ya en los años 60, la conocida activista y teórica del urbanismo Jane Jacobs hablaba en su polémico libro “Muerte y vida de las grandes ciudades” que para intervenir en una ciudad es imprescindible conocerla profundamente, desde los puntos más vitales para las personas.

Las Smart Cities, podrán disponer de datos de sus habitantes para extraer conocimiento, a través del control, el seguimiento y la monitorización, pero, ¿qué riesgos puede presentar para la privacidad y, por ende, la seguridad ciudadana? ¿Nos traerá un exceso de dependencia que nos hará más vulnerables? ¿Qué desigualdades económicas y sociales pueden provocar que la tecnología y la eficiencia se coloquen por encima de cualquier otro valor? Se conoce que la brecha digital que existe en las ciudades, siempre recae sobre los sectores más vulnerables de la población como los colectivos minoritarios, ancianos, mujeres y otras personas en riesgo de exclusión social. En consecuencia, puede intensificar las desigualdades económicas ya existentes y las diferencias sociales.

Ya en 2014 el influyente arquitecto y urbanista Rem Koolhaas se cuestionaba, en el congreso de las Smart Cities en Bruselas, estas ciudades creadas a través de datos obtenidos de sus ciudadanos. Unos mundos “idílicos” creados por multinacionales que te fuerzan a vivir de una forma determinada bajo el lema del falso bien común, dejando de nuevo, a las minorías fuera.

Actualmente, la renombrada socióloga especialista en ciudades globales Saskia Sassen, explica que “las experiencias urbanas son bastante más complejas que los datos”. Esto nos remite a las palabras de Jane Jacobs, donde habla de la complejidad de las relaciones, sinergias, sensaciones y puntos neurálgicos de las ciudades. Parámetros difíciles de medir con datos y estadísticas. De la misma forma que no es tarea sencilla convertir los datos en conocimiento sobre las experiencias vividas en la ciudad.

Tecnología y ciudadanía

Aun así, muchos otros agentes involucrados en la materia plantean claramente las denominadas ciudades inteligentes, como una herramienta útil para abordar los problemas actuales de la ciudad, como el manejo de los recursos y el uso de la infraestructura.

Un hecho que se manifiesta en muchas urbes y grandes metrópolis que ya están adoptando características Smart como Shanghái, Seúl, Barcelona, Beijing y Nueva York. Ciudades que encabezan el índice de Smart City 2022. En todas ellas, se ha llegado a reducir la contaminación, se ha conseguido una recogida de residuos más eficiente, se han introducido mejoras en el uso del smartphone para acceder a servicios, etc. Cambios que invitan a pensar que estamos más que inmersos en este sistema que no deja de avanzar.

Según el Programa de Desarrollo de Naciones Unidas en el informe “Smart Cities: conceptos, tecnologías y desafíos”, existen dos enfoques distintos a la hora de abordar esta nueva concepción de la ciudad:

  • El primero contempla la implementación de las últimas tecnologías para todos los aspectos del desarrollo urbano. Un modelo más que criticable desde el punto de vista de muchos especialistas en la materia, pero en el que grandes empresas salen beneficiadas, ya que posiciona la tecnología en primer lugar. Esto puede enfatizar las diferencias sociales y dejar a las minorías desprotegidas, ya que no todas las personas tienen acceso a la última tecnología. En Beijing, por ejemplo, se accede y paga el transporte público a través de los teléfonos. Una circunstancia que perjudica a posibles demandantes del servicio que no son usuarios o no tienen acceso a las últimas tecnologías, como sería el caso de determinadas personas mayores.
  • El segundo enfoque, es más holístico, donde las necesidades de la ciudadanía, la promoción de la vida comunitaria, la cooperación y participación en la toma de decisiones, son puntos prioritarios y la tecnología sirve para facilitar la vida y calidad de la ciudad. Así pasa en Barcelona con proyectos participativos como el de “caminos escolares”, donde se promueven trayectos hacia la escuela de manera autónoma y segura, proporcionando independencia y conocimientos a las nuevas generaciones e invitando a reducir el uso del automóvil. Al mismo tiempo, se implementa la tecnología en los sistemas de iluminación y transporte público para hacer un uso más sostenible y eficaz. Por ejemplo, bajando el consumo de electricidad con el cambio a alumbrado LED o la utilización de sensores que controlen las horas de encendido dependiendo de la luz natural.

Muchos urbanistas y pensadores de la ciudad apoyan este segundo enfoque, entre ellos la urbanista y arquitecta especialista en perspectiva de género, Zaida Muxí, que expone la necesidad de repensar la ciudad desde la ciudadanía, añadiendo que hay que tener especial atención en la visión de género y la inclusión de todos los colectivos. Argumenta que “las Smart Cities deben ser una herramienta para mejorar la calidad de vida de las personas, no para controlarlas o para favorecer a las grandes empresas”.

(C) Sean Lim per a Unsplash

Afrontando nuevos retos

El debate sigue vigente y con muchas dudas que resolver, en el cambio entran en juego puntos como la sostenibilidad, el confort y la seguridad, y entran agentes políticos, económicos y empresariales. Obviamente, estamos en una nueva era y la mayoría de las ciudades intentan incluirse en este mundo smart, a veces sin tener en cuenta los aspectos más humanos. 

La tecnología es imprescindible para mejorar la eficiencia y la calidad de vida en las ciudades, sobre todo si tenemos en cuenta los grandes retos ecológicos que nos esperan. Pero es muy importante que este proceso sea abordado con ética y responsabilidad y que no se olvide a las personas, a las relaciones, a los espacios y al caos que brinda su autenticidad.

Al final, las ciudades, son y serán lugares de relación, donde todas y cada una de las personas que lo habitan, deben estar incluidas.

Por todos estos aspectos, incalculables a través del omnipresente big data, hay que tener especial cuidado en el proceso de adaptación de una ciudad y sus habitantes hacia esta era smart. Contemplando los posibles peligros que supone dejar a la humanidad en manos de una herramienta de control tan potente, que puede llegar a ser capaz de decidir qué nos conviene y qué no.

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Para saber más

https://bithabitat.barcelona/bretxadigitalbarcelona/assets/pdfs/BretxaDigitalBarcelona2020_cas.pdf

https://blogs.uoc.edu/ciudad/saskia-sassen-y-el-mito-de-la-ciudad-global-ideal/

https://elpais.com/economia/negocios/2021-11-14/ciudades-mas-humanas.html

https://raco.cat/index.php/IDP/article/view/n33-barcelo

https://revistas.urosario.edu.co/xml/357/35771891007/html/index.html

https://saladepremsa2.upc.edu/al-dia/mes-noticies/2011/smart-city.html

https://static.esmartcity.es/media/2017/05/3-congreso-ciudades-inteligentes-2017-libro-comunicaciones.pdf

https://www.metalocus.es/en/news/smart-cities-called-smart-condemned-being-stupid

https://www.plataformaurbana.cl/archive/2016/05/04/jane-jacobs-y-la-humanizacion-de-la-ciudad/

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