El futuro de las ciudades sostenibles depende de la eliminación del uso del coche en las zonas urbanas sin embargo, en muchas ciudades, el privilegio de éste sigue vigente cuando la prioridad en movilidad debería estar en el transporte público, los viandantes y la bicicleta.
Los esfuerzos políticos deben de basarse en un plan integral de movilidad para construir una red de transporte público sólida y eficiente que sirva como alternativa viable al uso del vehículo particular y además aprovechar para pacificar las calles: reduciendo la velocidad en las mismas, para hacer atractivo el uso de otras alternativas más sostenibles como la bicicleta.
La implantación de un modelo de ciudad de 15 minutos, donde todos los servicios básicos estén disponibles en ese tiempo, provocaría una reducción en la movilidad y por tanto del uso del vehículo privado. Si el 80% de los servicios estuvieran cubiertos en esta área y el resto estuviera cubierto por el transporte público asequible, el coche sería cada vez menos necesario dentro de la ciudad.
El cambio comienza en la ciudadanía
Para lograr este objetivo, es importante que la ciudadanía esté convencida de que esta medida es necesaria y muy beneficiosa para el bien común en el actual contexto de crisis climática global. Debemos demostrar que una red generosa de transporte público con frecuencias adecuadas es posible, que debemos priorizar la mejora de las redes existentes en lugar de seguir construyendo nuevas infraestructuras o que la re naturalización de las calles con zonas verdes y un arbolado generoso harían a las ciudades mucho más habitables y atractivas.
También deberíamos reclamar como sociedad la construcción de una red viaria ciclista y que esta sea segura (con segregación de carriles) que permita a las personas moverse por la ciudad sin temer por su integridad física. Esto no sólo implica diseñar buenos y amplios carriles bici, sino también aparcamientos de bicicletas y sobre todo la integración con el transporte público, la llamada intermodalidad.
Con todo tendríamos una red grande de calles peatonalizadas, o semi peatonalizadas (prioridad peatonal), libres de contaminación y de ruidos, amables para hacer deporte o mismamente para disfrutar.
¿Qué pasa en Mallorca?
Recientemente en Palma estamos viendo noticias relativas a la construcción del parking subterráneo de la Plaza de Toros. Si bien se trata de medidas para paliar un problema actual, el coste que supone (también medioambiental) es elevado y sobre todo va en favor, de nuevo, del coche.
Los parkings disuasorios serían una solución, pero siempre y cuando se diseñen correctamente, es decir, se limiten a quienes practican el intercambio modal con el transporte público. Han de situarse lejos del núcleo de población, pero bien conectados con la red de transporte público y sobre todo debemos asegurarnos de que no se conviertan en parkings convencionales porque sino contribuirán al llamado tráfico inducido.
¿Cómo avanzar?
Es fundamental que la sociedad civil se organice para abogar por estas medidas y trabajar en la construcción de un relato sobre los beneficios que una ciudad sin coches puede ofrecer para la salud y el bienestar de todos los ciudadanos.
Todas las medidas de movilidad han de formar parte de un plan director y obrar en consecuencia. Se están haciendo algunos esfuerzos, pero debemos de ser más valientes en las acciones tomadas.
Por tanto, debemos dejar atrás las propuestas políticas continuistas y encaminadas a la captación de votos como las promesas de construcción de parking o nuevas infraestructuras y centrarnos en la defensa de los derechos de la ciudadanía construyendo juntos una ciudad sostenible y habitable para todos.
Autoría: Álvaro López
https://www.theguardian.com/commentisfree/2022/jan/19/car-free-london-sadiq-khan-cut-traffic-health
0 comentarios